viernes, 2 de agosto de 2013

¡¡SÍÍÍÍ AL SOL!!, PERO CON CUIDADO

Es irrebatible que el sol es necesario para la vida, tanto como para el organismo humano. Todos necesitamos del sol, principalmente por la vitamina D que nos aporta y como fuente de calcio para nuestros huesos. Pero pasa como con todo, lo ideal es el punto medio, una excesiva exposición al astro conlleva una serie de riesgos que deberíamos conocerse para poder valorarlos adecuadamente.

Beneficios del sol

Sus principales beneficios en nuestro organismo son la mejora tanto de la respuesta muscular como de la resistencia en pruebas de tolerancia. El sol disminuye nuestra presión sanguínea y también nuestra respuesta inmunológica.

Sus beneficios pasan por una reducción en la incidencia de infecciones respiratorias y del colesterol en sangre y también un aumento de la hemoglobina en la sangre.

Gracias al sol mejora igualmente nuestra capacidad de trabajo cardiovascular y la respiración (especialmente si eres asmático), estimula las terminaciones nerviosas y como ya hemos dicho promueve la síntesis de la vitamina D, lo que ayuda a calcificar nuestros huesos y también nuestros dientes.

Riesgos del sol

Los riesgos de una exposición prolongada al sol sin la protección adecuada son el enrojecimineto de la piel y su posterior quemadura, quemaduras de primer y segundo grado, cáncer de piel o trastornos de la vista como cataratas.

A corto plazo exponerse al sol puede suponer también la aparición de fiebre y dolores de cabeza o jaquecas.

Si este tipo de exposiciones son prolongadas a largo plazo traen consigo el envejecimiento prematuro de la piel y también la inhibición del sistema inmunitario.

Precauciones básicas 

Tal y como hemos visto, el sol “cura” muchas de nuestras afecciones pero tomarlo de una manera inadecuada también puede tener unas nefastas consecuencias en nuestro organismo, especialmente en nuestra piel.

Con el objetivo de evitar estos inconvenientes del sol, hay una serie de medidas que podemos tomar para prevenir:
  • Rociarse de crema antes de exponerse al sol: no hay que hacerlo solo los primeros días de playa o piscina, es necesario hacerlo siempre que nos expongamos de forma directa al sol.
  • Evitar tomar el sol en las horas en las que más calor da, es decir, entre las 12 del mediodía y las 16 horas de la tarde.
  • Evitar ponerse prendas que dejen al descubierto zonas especialmente sensibles al sol como pueden ser los hombros o el revés de las rodillas.
  • Protege siempre tus ojos con gafas de sol, deben ser gafas de óptica.
  • Tras una larga exposición al sol es necesario hidratar la piel así que lo ideal es ducharse e inmediatamente después echarse crema hidratante.
  • Beber mucho agua o bebidas isotónicas.

La siguiente infografía que ofrece Sanitas puede ser muy útil:


En función de tu tipo de piel, deberás aplicar una protección u otra y serás más o menos sensible a los daños que pueda producirte el sol. No te pierdas las siguientes tablas indicadoras: 



¡¡ DISFRUTA DE TUS VACACIONES PROTEGIÉNDONTE!!